De chico solía incluir algún arco iris en los dibujos que hacía en la escuela. Recuerdo que me esmeraba en darle siete colores (aunque no fuesen los correctos ni estuviesen en el orden debido).
Antiguas leyendas afirman que allí donde el arco iris se posa sobre la superficie, marca la ubicación de un fabuloso tesoro. También, de acuerdo con la Escritura, el arco iris es la marca que puso Dios luego del diluvio, como señal de que no volvería a castigar al hombre por esa vía.
Esta foto es de hoy a la mañana, tomada en una pequeña instalación de la empresa, a unos 140 km de mi oficina. Si bien yo estaba en el medio del campo y tenía el cielo celeste encima mío, el arco iris señalaba que estaba al alguna parte lloviendo.
Probablemente si alguien estaba en ese instante bajo la lluvia, la vista le permitiría observar que a unos cuantos kilómetros estaba el cielo celeste.
No mas de treinta minutos después de tomada esta foto teníamos un aguacero que hacía flamear la camioneta mientras volvíamos por la Ruta 3, y ahora, al escribir estas líneas en mi oficina, nuevamente está soleado.
Vos, estimado/a bloggero/a que estás leyendo este divague ¿qué cielo tenés sobre tu cabeza? Independientemente de cual sea, y apelando a dos frase viejas y trilladas, todo cambia y siempre, pero siempre, que llovió paró.