miércoles, enero 31, 2007

Tocar la historia

Una vez, hablando con mi psicólogo, le comentaba acerca de un impulso que tengo de relacionarme con los temas históricos mediante la presencia o, mucho mejor aun, con el tacto. Impulso que él denominó con la frase que titula este post.

Por eso es que en ocasiones que pude visitar un lugar histórico, si bien se sacan fotos y se compra algún recuerdo, mi verdadera visita consiste en tocar un muro o una puerta o “sentir” que estoy allí.

Lamentablemente en nuestro país tenemos bastante poco respeto por los símbolos históricos, solemos modificarlos, refaccionarlos, demolerlos y luego reconstruirlos o, lo que es un completo despropósito, modernizarlos.

Un ejemplo de esto es el Cabildo de la Ciudad de Buenos Aires, que de acuerdo con la clásica pintura que ilustra la Revolución de Mayo, tenía cinco arcadas a cada lado de la torre central. Fueron demolidas tres para el trazado de Diagonal Sur y otras tres para el ensanche de Av. de Mayo. También la torre central había sido demolida por cuestiones estructurales, e incluso durante algunos años se le agregó una decoración exterior bastante recargada y un color verde claro difícil de justificar.

Cuando se está en el lugar, no es agradable descubrir que el Cabildo que se está visitando en realidad es de 1940, y que de histórico tiene poco mas que su emplazamiento.

Otro tanto ocurre con la Casa de Tucumán. Hace algunos años por un trabajo que tenía tuve que volar a Tucumán por la mañana y regresar a la noche. Aproveché el mediodía para visitar la histórica casa y me encontré, entre muchas otras cosas, con una muestra fotográfica que graficaba la evolución de la casa y, linda sorpresa, hubo un momento en el cual lo único que permaneció de pie fue el salón de la jura, cubierto por un templete de hierro y vidrio. Tiempo después la Casa fue reconstruida y su fachada recuperada gracias a una imagen de finales del S. XIX, que de no haber existido, probablemente no hubiésemos conocido su aspecto exterior.

Ahora bien, luego de ver esa muestra y recorrer sus instalaciones, al estar en el salón de la jura podía tener esa sensación que he mencionado, la de “estar allí”. No se como explicarlo, es un escalofrío que me recorre ante un lugar histórico.

Si de “tocar” se trata, en Plaza Italia hay (espero que esté todavía) un trozo de columna donado en su momento por el gobierno italiano, y que perteneció al Foro Romano. Cuando vivía allá y pasaba por esa plaza siempre la miraba y la tocaba. Siempre me volvía loco pensando que ese elemento (que para cualquier otro y con justa razón no era mas que un cacho de piedra) tenía 2000 años, estuvo en el Foro, perteneció a alguno de sus templos, fue contemporáneo de los emperadores, etc. Todo eso a través del tacto, tocando la historia.

Y en otro ejemplo, mas nimio si se quiere, hace unos ocho años se realizó en el Predio Ferial de Palermo (si, enfrente de Plaza Italia) una exposición interactiva sobre el Titanic. Para la ocasión se trajeron varios restos rescatados de las profundidades, se armaron escenografías que reproducían su salón principal, sus pasillos, camarotes de las diferentes clases, su cubierta durante la noche (hasta con vientito y sonido del mar), también en el trayecto del recorrido y mientras se caminaba por un pasillo de primera clase, el piso se movía como imitando el cimbronazo que se habrá sentido al chocar con el iceberg, etc. Todo muy bien elaborado y muy lindo. Pero para mí la verdadera exposición y el momento que mas me conmovió fue ver un vidrio transparente muy grueso, con un orificio por el cual se podían meter dos dedos y que del otro lado tenía una chapa de hierro, un cartel decía “tocá el Titanic”. Y allí estaba yo, con mis dedos índice y medio palpando esa chapa y repitiéndome para mis adentros “estoy tocando el Titanic”.

Estaba tocando la historia.

lunes, enero 22, 2007

Una buena forma de empezar la semana (Cierto lo suyo, Sandro)

En los cien puntos de hace un par de posts, olvidé mencionar que me encanta el folclore. Siendo que en estos días transcurre el Festival de Cosquín, siempre trato de aprovecharlo y no perderme ninguna de sus lunas.
Ayer, mientras lo miraba por televisión, recordaba cuando el año pasado estuvieron en el Festival los genios incomparables de Les Luthiers. En las propagandas canturreaba la zamba Añoralgias que ellos interpretaron, y que aquí pego para que la puedan disfrutar como yo.



Esta zamba canto a mi tierra distante
cálido pueblito de nuestro interior
tierra ardiente que inspira mi amor,
gredosa, reseca, de sol calcinante,
recordando esa tierra quemante
resuena mi grito: ¡qué calor!

Cómo te recuerdo, mi lindo pueblito
con tu aire húmedo y denso de día
noches cálidas de fantasía
pobladas de magia, de encanto infinito,
y el cantar de tu fresco arroyito,
salvo en los diez meses de la sequía.

Siempre fue muy calmo mi pueblo adorado,
salvo aquella vez que pasó el huracán,
viejos pagos, ¡qué lejos están!
mi tierra querida, mi dulce poblado,
tengo miedo que estés muy cambiado
después de la ultima erupción del volcán.

Tierra que hasta ayer mi niñez cobijaba
siempre te recuerdo con el corazón,
aunque aquel arroyito dulzón
hoy sea un hirviente torrente de lava
que por suerte a veces se apaga,
cuando llega el tiempo de la inundación.

Los hambrientos lobos aullando estremecen,
cuando son mordidos por fieros mosquitos,
no se puede dormir por los gritos
de miles de buitres que el cielo oscurecen,
siempre algún terremoto aparece
y al atardecer llueven meteoritos.
Y si a mi pueblito volver yo pudiera,
a mi viejo pueblo al que no he regresado
si pudiera volver al poblado
que siempre me llama, que siempre me espera,
si a mi pueblo volver yo pudiera,
No lo haría ni mamado

viernes, enero 19, 2007

Una buena forma de terminar la semana

Si, ya sé que las hay mejores, pero hay que saber ser agradecido y disfrutar los pequeños momentos.
Siendo que mis niñas viajaron a Capital Federal a encontrarse con mis padres y la madre también se tomó unos días, estoy aquí solo en Río Grande. La primer reflexión que a alguien se le puede escapar es "pobre, tan lejos" pero en este momento me siento a tipear para comentarles que termino de cenar en la cervecería artesanal de la ciudad, un espectacular crepe con una espumosa cerveza porter negra bien amarguita. Tal y como lo había planeado desde la tarde, me llevé un libro de Eduardo Sacheri y sus cuentos de fútbol, y allí estuve. En la fresca noche fueguina aunando los placeres culinarios y de la lectura.
Buen fin de semana para todos

miércoles, enero 17, 2007

Me gusta ese tajo

A veces una cicatriz puede ser de utilidad.
Nací con un problema cardíaco llamado tetralogía de falot, que consistía en una mala conexión entre las aurículas y ventrículos, de forma que la sangre no se me oxigenaba como correspondía. Si hacía algún esfuerzo físico (aunque no fuera de gran magnitud) los labios se me ponían morados.
A los siete años fui operado en el Hospital de Niños, recuerdo que la operación duró como siete horas y luego estuve unos tres días en terapia intensiva mientras se estabilizaba todo.
Me quedó una cicatriz en el pecho que, si bien jamás me molestó, me hacía tener que responder a cada uno que la veía la inevitable pregunta ¿qué te pasó ahí?
También, como por mucho tiempo siguieron los controles, y las placas y la mar en coche, yo ya me sabía muchas cosas que escuchaba mientras los médicos me revisaban. Algunas palabras como “cardiovascular” fueron mi caballito de batalla cuando con alguien jugaba al ahorcado.
Ahora bien, cuando cumplí dieciocho años llegó el momento de la colimba. Todavía no había sido suprimida y, como cada año, se realizaba el sorteo de la clase correspondiente. Una fría mañana nos reunimos en un café del barrio varios de los que éramos clase 67 a escuchar en la radio el sorteo. No creo que hubiese muchas cosas tan aburridas y a la vez tan angustiantes como ese evento, el escuchar al locutor decir
Orden 000 – Sorteo 421
Orden 001 – Sorteo 187

Y así hasta que todos los que estábamos reunidos escuchásemos en el número de orden nuestras tres últimas cifras del Documento Nacional de Identidad, para saber qué suerte habíamos corrido.
Esperé pacientemente, algunos de mis compinches iban pasando e iban zafando, hasta que llegó mi turno
Orden 777 – Sorteo 536
Me miraron como no sabiendo qué decir, si bien el denominado “numero bajo” (cifra de sorteo por debajo de la cual te salvabas) había sido elevado, todavía el 536 era alto, y le correspondía al Ejército. La cara de ellos era “Andrés, te vacunaron”
Otro de los muchachos sacó el 563 y estaba en una situación parecida a la mía.
Volvamos unos años para atrás. Los médicos cuando me revisaban y verificaban mi evolución, con el tiempo me decían que mi vida iba a ser totalmente normal, al estar operado del corazón, no iba a poder ser un atleta olímpico, pero nada más, actividades, deportes, etc. todo sería normal para mí.
Pero estaba esa cicatriz. Yo sabía que en el momento de la revisación médica podría ser una carta brava a mi favor.
Me llegó la cédula de citación a mi casa (que aun conservo) en la que indicaba el día y lugar donde me tenía que presentar para la revisación. Allí estuve otra mañana en Palermo con la cédula, mi DNI y mi frasquito de orina.
La revisación consistía en las aptitudes físicas de cada uno, como ser la vista y otras cosas mas, se extraía sangre, nos palpaban los genitales (no recuerdo qué enfermedad estaba relacionada con esto) nos hacían hacer equilibrio sobre un pie, también se tomaban someramente notas de los conocimientos de cada uno, etc. Pero para todos, lo importante era una sola cosa: que al finalizar el día en el DNI no figurase A (apto) sino que estuviese un DAF (deficiente aptitud física o un (ITS) (inapto todo servicio).
Yo ya había pasado por casi todos lados y me saqué la remera delante del médico para que me auscultaran, cuando el Dr. me observó la cicatriz.
¿Qué te pasó ahí?
Y yo, que ya había bajado un poco los hombros y simulando estar un poquito (no mucho) agitado le respondí dejando escapar aire
Me operaron del corazón
El Dr. me observó nuevamente y ordenó
Vestite y andate
Salí del lugar a esperar me devolviesen el DNI sabiendo que me había salvado, creo que solo faltó que me echasen a patadas, no sea cosa que el cardíaco este se nos muera acá...
Después de un rato vino un oficial con varios documentos, los empezó a repartir y en el mío figuraba una clasificación que no vi en otros I (inválido), pero qué me importaba.
Al irnos nos pusieron la famosa inyección matacaballos a los que nos habíamos salvado y volví lo mas campante a mi casa.
Mi compañero del 563 estuvo un año en el Ejército, fue el único de todos nosotros. A mí la cicatriz me fue de gran utilidad. Aun hoy, cuando tomo sol y me veo el pecho bronceado surcado por una línea rosadita, recuerdo con una sonrisa la mirada de ese médico.

sábado, enero 13, 2007

Mis cien cuitas

Haciendo causa común con el listado de cien características que presentó Araña, aquí les va el mío. Traté de agruparlo un poco. Hay cosas que podrían estar en uno u otro lugar, pero esto es lo me jor que quedó

Personales
1) Tengo dos hijas
2) Soy Hincha de Huracán
3) Mi nick significa Huracán en inglés y también era un caza británico de la II Guerra Mundial
4) Soy un porteño orgulloso
5) Soy hijo único
6) Sé manejar, pero casi nunca lo hago
7) Debuté a los 19 años
8) Durante la secundaria quería estudiar Ing.Civil pero me decidí por Arquitectura
9) Guardo una camiseta del seleccionado de Holanda que me compré a los 12 años
10) Soy creyente
11) Tengo muy poco aguante alcohólico
12) Empecé a perder el pelo a los 18 años
13) Me salvé de la colimba en la revisación médica
14) Nunca me agarré a piñas
15) Me cuesta mucho relacionarme
16) Escribo con la diestra, pero para casi todo lo demás soy zurdo
17) No me gustan los animales en la casa
18) No soporto ni el calor ni la humedad (me lo banco solo en vacaciones)
19) Me encanta el frío
20) Fui, soy y seré hincha del Lole Reutemann
21) No puedo usar zapatillas ni zapatos sin medias
22) Si me dejo crecer la barba, la tengo colorada
23) Extraño el ser “uno mas” en Capital
24) No me destaco en ningún deporte
25) No se nadar
26) Trato de ser siempre puntual
27) Conservo algunos juguetes de mi infancia
28) Me gusta caminar bajo una lluvia finita
29) No fumo. Tal vez una vez por año me degusto un habano
30) Tengo una cicatriz en el pecho, que cuando tomo sol se pone rosada.
31) Soy muy desordenado
32) Salvo toallas o manteles, no sé planchar
33) No creo en los horóscopos
34) Fui socio de Huracán, Ferrocarril Oeste y Barracas Central
35) Duermo de costado
36) Me gusta más la mujer con cabello corto
37) Casi nunca grito
38) No tengo tatuajes
39) Suelo ser bastante distraído
40) Soy muy literal (ampliaremos)
41) No uso anillos, collares ni aritos
42) Me gusta imaginar cómo es una persona por su voz.
43) Extraño muchas cosas de mi infancia
44) Siempre uso boxer (mucho mas cómodo que slips o calzoncillos)
45) No sé bailar casi nada

Alimenticios
46) La carne me gusta bien jugosa
47) No como con las manos, siempre cubiertos o servilletas
48) No me gusta la cebolla
49) Mi comida preferida es la pasta
50) No importa la heladería, casi siempre pido dulce de leche granizado y súper sambayón
51) Me encanta matear
52) Me gusta la cerveza en general, la negra en particular y la artesanal en especial
53) Me encanta preparar asado
54) Extraño Mc Donald’s. Me gusta la comida chatarra
55) Me gusta el flan con pimienta
56) No me gusta la menta
57) Me gusta el queso y dulce (de batata)
58) Me encanta comer panchos en la calle
59) No soy de tomar gaseosas
60) No me gusta el vinagre
61) No me gusta el escabeche
62) La ensalada perfecta para mí es de lechuga mantecosa, tomate y aceite de oliva
63) Me gusta el pescado
64) Me gusta comer la porción de pizza de muzzarella con la porción de fainá encimada

Culturales
65) Me encanta el jazz
66) Mis dos instrumentos preferidos por el sonido son el banjo y la gaita
67) Detesto la cumbia
68) Me gusta escuchar y, si hay tiempo, participar en coros
69) Amo la historia en general y el revisionismo en particular
70) Me gustan los documentales de guerra
71) Me encanta la física
72) No me gusta la matemática
73) Quiero aprender alemán
74) Me gustan los acertijos de pensamiento lateral
75) Me encanta leer

Varios
76) Me encanta lavar los platos y cosas de la cocina
77) Escucho mucha radio
78) Me gusta el color azul
79) Me encantaría conocer Europa
80) Me desacostumbré a usar reloj
81) No sé cuantas veces vi Duro de Matar I, II y III
82) Me encanta ver con mis hijas cualquiera de las de Indiana Jones
83) No me gustan las alfombras
84) Me gusta jugar al truco
85) Adonde puedo ir caminando, trato de hacerlo
86) El café me gusta más tomarlo en bares
87) Siempre hincho en contra de Brasil
88) Todavía no les perdono a los colombianos el 0-5 que nos hicieron
89) Siempre trato de comprar Industria Argentina
90) Me emociona escuchar nuestro Himno
91) No soporto la marcha Aurora (la canté en la primaria todas las mañanas durante siete años)
92) Me las ingenio para coser botones
93) No entiendo nada de electricidad
94) Soy hincha de Ferrari
95) Colecciono billetes antiguos
96) Me encantan los museos o lugares históricos
97) Mi dibujo animado preferido es el Correcaminos
98) Estuve en la cancha el día que River le ganó 5-4 a la Selección de Polonia
99) No puedo pisar cucarachas (por el asqueroso ruido que hacen)
100)Me gusta el boxeo

sábado, enero 06, 2007

Sutilezas

Quien fuera Primer Ministro Británico, Sir Winston Leonard Spencer Churchill, era una persona con un ácido sentido del humor y también manejaba la diplomacia con mucha sutileza. Para muestra de ambas características les comento dos de sus anécdotas.

En una oportunidad, Churchill se encontraba en una reunión y, evidentemente, se le había ido la mano con los tragos. Estaría causando una mala impresión porque una señora le dijo
“Salga de aquí Churchill. Está usted borracho”
A lo que Winston enseguida respondió
“Yo estoy borracho y usted está muy fea. Pero yo mañana estaré sobrio”
Punzante el hombre ¿no?

Y en otra oportunidad y otra reunión, resulta ser que el dueño de casa y anfitrión se da cuenta que uno de los invitados se había guardado en el bolsillo un adorno muy costoso (mirenmelós a los ingleses…) y no sabiendo cómo encarar la situación le hace un comentario a Churchill, que también estaba en el lugar. Winston era el Primer Ministro y podría haber hecho llamar a su guardia personal, registrar al fulano en cuestión y hacerlo meter preso en segundos, pero eso representaba echarle a perder la reunión al anfitrión de la misma, entonces optó por una segunda solución (genial, a gusto de quien esto escribe) que consistió en buscar un adorno y también guardárselo en el bolsillo.
Luego ubicó al otro ladronzuelo, se le acercó y en privado le mostró su bolsillo, que también contenía un adorno y le dijo:
“Creo que el dueño de casa sospecha de nosotros. Sin que nadie lo note dejemos los adornos donde estaban”
Entonces el otro, creyendo que él y el Primer Ministro eran cómplices de un hurto, disimuladamente dejó el objeto donde lo había tomado.

Nunca pude saber cómo terminó esta anécdota, me imagino que Winston luego lo habrá agarrado en privado y le habrá hecho pagar la travesura.

jueves, enero 04, 2007

Cuarenta

Hoy 04/01/07 estoy cumpliendo cuarenta años.
Usualmente los cambios de década se festejan en forma especial, esta es una costumbre que tiene que ver con los números redondos, cosa que guarda mas tradición que realidad. La matemática indica otra cosa.
Cuenten conmigo, hagamos de cuenta que son años.
1-2-3-4-5-6-7-8-9-10
La década siguiente, ¿en qué número empieza? puede verse que en el 11 y culminará en el 20
De modo que estoy recién terminando una década y el año que viene empezará la siguiente. De todas formas, aquel que desee llamarme cuarentón, lo puede hacer con total autoridad.
Como consuelo barato (y bastante) puedo decir que ya superé en diez años la expectativa de vida que tenían los habitantes de Roma en las épocas del Imperio.
Saludos