Hay algunas cosas bastante pintorescas que tiene el frío por estos lares. Una de ellas es la presencia de escarcha.
Anoche volvía hacia mi casa y había empezado a caer la escarcha temprano. De modo que se observaba el siguiente panorama, que voy a tratar de describir fielmente.
Como primera medida, caminar sobre escarcha es caminar sobre hielo, de modo que hay que hacerlo con el debido cuidado para no resbalarse. No es una pista de patinaje, pero uno enseguida se da cuenta que el calzado no tiene el grip de siempre.
La presencia de la escarcha sobre la vereda y el pavimento hace que, visualmente, parezca que brillan. Imaginen centerares de cristalitos que reflejan el alumbrado público, si la noche está despejada se observa mucho mejor.
Del mismo modo ocurre con los autos. En aquellos que están estacionados se comienza a ver una capa brillante sobre ellos, que pierde su brillo y se transforma en blanca cuando comienza el día.
Otro tema curioso es la relación entre hielo y barro. Se observa en la ciudad, pero más en el campo.
Es habitual que al caer la noche, las bajas temperaturas junto con la ausencia del sol generen el congelamiento de cuanto charco o zona húmeda exista. Entonces a la mañana siguiente se observan los huellones de las camionetas (que fueron dejados el día anterior) pero que se encuentran duros como el cemento. Uno camina por el campo a la mañana temprano y parece que fuera sobre la vereda.
Pero luego el sol comienza a calentar, y en cuestión de una hora, lo que antes estaba congelado comienza a ablandarse y a transformarse en un barro denso que se adhiere a las botas, a las cubiertas de los vehículos y mancha todo lo manchable.
Y la presencia del hielo también genera situaciones interesantes. Hace un par de años me encontraba con un supervisor de obras tomando unas medidas para un oleoducto que teníamos que construir. Estábamos en el campo a unos 70 km. al norte de la oficina, o sea a 150 km. de la ciudad, por lo tanto en medio de la nada.
Era pleno invierno y los espejos de hielo tenían bastante extensión. Para ir a un determinado lugar a tomar un punto, teníamos que atravezar caminando uno de estos espejos, por lo tanto, dejamos la camioneta a la vera de la ruta y nos pusimos en marcha. A medida que avanzábamos, notaba que el pasto desaparecía, por lo tanto el hielo ya tenía un espesor respetable de tal vez unos 15 cm. También en algunas partes era mas oscuro que en otras, de modo que no era todo hielo lo que pisábamos, debajo había agua.
Habremos avanzado unos treinta metros en esa pista de hielo (caminando muuuuy despacio) cuando el hielo empezó a crujir.
El supervisor me miró y me dijo "Arquitecto, si se rompe nos mojamos con agua helada" de acuerdo con la profundidad que tuvieramos debajo estaba la posibilidad que se nos meta el agua en las botas (y eso considerando que solo caigamos de pie, sin resbalarnos), nada recomendable a esas temperaturas. Entonces, tomamos la medida hasta ahí y tan despacio como llegamos nos dimos media vuelta y nos fuimos. Con el hielo crujiendo.
En otra oportunidad, también en el medio del campo, me agarró el deshielo. Junto con mi jefe fuimos a tomar otros puntos (con un GPS de mano como los que he mencionado en otra oportunidad) y esta vez lo que había que cruzar caminando no era hielo sino barro congelado.
Habré de decir en mi favor que en el lugar se veían huellas de ovejas, y vacas, de modo que otros seres vivos habían cruzado antes que nosotros. Fue así que empezamos a caminar. No recuerdo bien, pero creo que serían unos 50 metros a atravezar.
No habíamos llegado a la mitad, que mi jefe me dice "vamos que no llegamos" resulta ser que ya se estaba ablandando todo y, como mencioné, el barro se adhería al calzado, para colmo se trataba de una sustancia arcillosa muy espesa de modo que, los últimos 10 metros los hice sujetándome las botas para que no queden adheridas al barro que me las succionaba cuando intentaba levantar el pie y con mi jefe tirando de mí tratando de no caerse (creo que porque no podía contener la risa).
Buscamos otro lugar para volver a la ruta, pero el retorno fue igual de penoso, tanto mi calzado como el pantalón quedó impregnado hasta arriba de los tobillos en ese barro viscoso que (como si algo faltara) olía tan mal, que volvimos a la planta con las ventanillas de la camioneta bajas, a pesar del invierno.
Una vez que llegamos me dieron otro par de botas, un térmico para que pudiera quitarme el pantalón y me adjudicaron el mote de "pie negro" que me acompaña hasta el día de hoy.
10 comentarios:
Ay, lo que sería mi vida en un lugar así! siempre tengo manos y pies helados; mi marido ya cree que se casó con un ser mitad mujer mitad pescado (aunque no precisamente una sirena...) Y cómo es, hay que vestirse con poca ropa bien gruesa o disfrazarse de cebolla, muchas cosas finitas una encima de la otra? tengo escuchadas ambas teorías.
Saludos, y no te olvides la bufanda.
que gracioso lo que contas. Por lo menos mostras la otra cara. Uno se imagina frio y nieve, que lindo, pero claro despues cuando comienza a salir el sol y el barro y la escarcha se derrite que lindo momento. No gracias paso. Yo siempre quise vivir en la nieve, pero ves? ahora no! jajaja. besos Hurri
Si.. todo tiene sus pro y contras.. tu descripción del olor cuando deshiela es muy puntual.. que asco..!! aunque me gustaría experimentarlo (al frio intenso, no al olor).
Besos y buen finde
(raro que no se te ocurrió para completar el post, una foto de un supuesto guiso de lentejas que podrías haberte lastrado al llegar a tu casa después de tanto frio y escarcha...)
Las cosas que contas son muy vivdas, uno parece estar caminando sobre el barro pegajoso cual meconeo de bebe recien nacido (por lo pegajoso, lo que ensucia y por el olor)
pero tiene razon araña en algo, seguramente el guiso te lo dieron en el almuerzo del laburo, no creo que todavia se anima a tanto don hurri
Mmmm, ahora que lo pienso, Buenos Aires no es TAN malo ;-)Saludos.
ani.: Las dos teorías son válidas, depende del individuo. Yo suelo usar una campera gruesa y un buzo liviano o una camisa, el tema es que vivimos entrando y saliendo del frio de la calle a ambientes calefaccionados. Yo transpiro mucho, así que prefiero tener algo grueso al exterior que puedo quitarme rápidamente al entrar y quedarme mas cómodo. También hay quienes andan emponchados todo el día.
Cone: Todo tiene su contraparte... la nieve es preciosa, mientras cae y cuando recién terminó de nevar. El tema es cuando se solidifica. Y eso que esta es una ciudad chata, en Ushuaia que tiene calles en declive, ni te cuento.
Araña: Porque todavía no me dan mis conocimientos gastronómicos para un guiso de lentejas (a pesar que es uno de los dos guisos que mas me gustan, junto con el de mondongo)
Caro: Te puedo asegurar que ese barro era un espanto. Ya pasó mucho tiempo y no recuerdo que comí, pero cualquier cosa me debe de haber resultado un manjar después de ese esfuerzo.
Alicia: Estimada, Buenos Aires no tiene NADA de malo. Se lo dice un porteño de ley.
Que odisea... Visité la Patagonia (mas precisamente Santa Cruz) pero en el centro y en primavera.
Lo que recuerdo es que a la noche, como estaba en una estancia, el viento hacia un ruido muy particular, no teniamos luz, hacia un poco de frío, pero con la convicción de que al día siguiente iba a estar un poquito mas cálido!
Faaa divague mucho!
Saludos!!!!
Hurri! cuando decís que Bs. As. no tiene NADA de malo, es comparándolo contra que? jejeje
En serio, este último tiempo, Bs. As. me agota...
Como siempre, buenísimas tus anécdotas.
Un beso grande!
El tema del deshielo es muy particular y tiene sus cosas dependiendo de la zona. En mi caso, por los terrenos pedregosos y/o arenosos, el tema del pegote casi no se da, pero si el hecho de contar con "veredas" en medio del campo. Muy lindo también es ver en los cursos de agua como cuelgan las agujas de hielo (carámbanos) de las salpicaduras.
Respecto al tema del abrigo, El tema de un abrigo griueso y poca ropa es válido cuando uno entra y sale de edificios o vehículos como lo describe Hurri, pero por experienci he comprobado que cuando uno debe pasar muchas horas a la intemperie y con frio lo mejor es el estilo cebolla y lo mejor para las capas intermedias son las prendas de "polar", algodón contra el cuerpo y algo impermeable al viento y agua en el exterior.
Rocío: Al sonido (y a los efectos) del viento es a lo que uno debe primero acostumbrarse por esta zona.
Marlena: Comparándolo contra lo que sea, así de orgullosos como somos los porteños, aunque de acuerdo con lo que leo, en las últimas semanas fue un despelote estar en la Capital
Pitoti: Buena descripción, acá las cameras contra el viento son privativas del verano, que es cuando sopla con ganas.
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