viernes, marzo 18, 2011

Perfume a parafina

Ayer durante la tarde fui con dos ingenieros a la planta. Había que verificar un par de trabajos para hacer, tomar distancias y niveles, etc.

En un momento, mientras caminábamos entre los tanques de petróleo, uno de ellos recibió un llamado y el restante y yo nos pusimos a charlar sentados sobre los caños de la red contra incendio.

El día estaba espectacular, cielo celeste y sin viento, nosotros dentro del pretil escuchábamos el eco de nuestras voces y de los chillidos de las aves contra el tanque que teníamos a unos treinta metros.

Al rato, junto a las piletas donde se acumulan los fluidos de fondo de tanque, tomamos unos puntos con el teodolito y clavamos unas estacas para un replanteo. Ese momento estaba aromatizado con el hidrocarburo que está en esas piletas, cada tanto salía a la superficie una burbuja de gas emitiendo un bluuup.

Todo, pero todo, envuelto en una tranquilidad que no tiene comparación.

3 comentarios:

Chicote dijo...

yo vivi un par de años en la patagonia....y si bien ud esta mas pa' abajo le juro que eso debe ser una de las pocas cosas que extraño....la tranquilidad y el cielo azul

GABU dijo...

Se me hace que los quilombos dentro de un entorno tan apacible deben verse envueltos por un estado de serenidat incomparable!!!

P.D.:Me debo una visita a esos lares tan australes del paìs... :)

BESITOS AROMATIZADOS ♣

Hurricane dijo...

chicote: Es que vale la pena realmente, mas allá de la distancia (que es importante) se compensa bastante con la paz que hay.
gabu: Exacto. Hay quilombos como en toooodos lados, pero no es lo mismo enquilombarse en Corrientes y Maipú escuchando bocinazos que acá escuchando el viento. Otros para vos.