Una vez, hablando con mi psicólogo, le comentaba acerca de un impulso que tengo de relacionarme con los temas históricos mediante la presencia o, mucho mejor aun, con el tacto. Impulso que él denominó con la frase que titula este post.
Por eso es que en ocasiones que pude visitar un lugar histórico, si bien se sacan fotos y se compra algún recuerdo, mi verdadera visita consiste en tocar un muro o una puerta o “sentir” que estoy allí.
Lamentablemente en nuestro país tenemos bastante poco respeto por los símbolos históricos, solemos modificarlos, refaccionarlos, demolerlos y luego reconstruirlos o, lo que es un completo despropósito, modernizarlos.
Un ejemplo de esto es el Cabildo de la Ciudad de Buenos Aires, que de acuerdo con la clásica pintura que ilustra la Revolución de Mayo, tenía cinco arcadas a cada lado de la torre central. Fueron demolidas tres para el trazado de Diagonal Sur y otras tres para el ensanche de Av. de Mayo. También la torre central había sido demolida por cuestiones estructurales, e incluso durante algunos años se le agregó una decoración exterior bastante recargada y un color verde claro difícil de justificar.
Cuando se está en el lugar, no es agradable descubrir que el Cabildo que se está visitando en realidad es de 1940, y que de histórico tiene poco mas que su emplazamiento.
Otro tanto ocurre con la Casa de Tucumán. Hace algunos años por un trabajo que tenía tuve que volar a Tucumán por la mañana y regresar a la noche. Aproveché el mediodía para visitar la histórica casa y me encontré, entre muchas otras cosas, con una muestra fotográfica que graficaba la evolución de la casa y, linda sorpresa, hubo un momento en el cual lo único que permaneció de pie fue el salón de la jura, cubierto por un templete de hierro y vidrio. Tiempo después la Casa fue reconstruida y su fachada recuperada gracias a una imagen de finales del S. XIX, que de no haber existido, probablemente no hubiésemos conocido su aspecto exterior.
Ahora bien, luego de ver esa muestra y recorrer sus instalaciones, al estar en el salón de la jura podía tener esa sensación que he mencionado, la de “estar allí”. No se como explicarlo, es un escalofrío que me recorre ante un lugar histórico.
Si de “tocar” se trata, en Plaza Italia hay (espero que esté todavía) un trozo de columna donado en su momento por el gobierno italiano, y que perteneció al Foro Romano. Cuando vivía allá y pasaba por esa plaza siempre la miraba y la tocaba. Siempre me volvía loco pensando que ese elemento (que para cualquier otro y con justa razón no era mas que un cacho de piedra) tenía 2000 años, estuvo en el Foro, perteneció a alguno de sus templos, fue contemporáneo de los emperadores, etc. Todo eso a través del tacto, tocando la historia.
Y en otro ejemplo, mas nimio si se quiere, hace unos ocho años se realizó en el Predio Ferial de Palermo (si, enfrente de Plaza Italia) una exposición interactiva sobre el Titanic. Para la ocasión se trajeron varios restos rescatados de las profundidades, se armaron escenografías que reproducían su salón principal, sus pasillos, camarotes de las diferentes clases, su cubierta durante la noche (hasta con vientito y sonido del mar), también en el trayecto del recorrido y mientras se caminaba por un pasillo de primera clase, el piso se movía como imitando el cimbronazo que se habrá sentido al chocar con el iceberg, etc. Todo muy bien elaborado y muy lindo. Pero para mí la verdadera exposición y el momento que mas me conmovió fue ver un vidrio transparente muy grueso, con un orificio por el cual se podían meter dos dedos y que del otro lado tenía una chapa de hierro, un cartel decía “tocá el Titanic”. Y allí estaba yo, con mis dedos índice y medio palpando esa chapa y repitiéndome para mis adentros “estoy tocando el Titanic”.
Estaba tocando la historia.
12 comentarios:
Un tema más que interesante para hablar en análisis, totalmente.
Por otro lado, sí, lo que mencionás sobre lo que han hecho con todo el patrimonio histórico en este país, da mucha pena.
El cabildo es un chiste.
Me encantó el post. Muy personal y bien redactado.
ni hablar de la manzana de las luces, y bah, todo san telmo
muy bueno el post, la verdad, mas que interesante
Me encanta viajar, pero entre las experiencias más aproximadas a la suya que tengo fue la de subir la torre Eiffel a pié ¡Inolvidable!
Hurri, hermoso post.
A mi me pasa a veces, que necesito tocar, para sentir la historia.
Mucha fue mi decepcion cuando conoci el Archivo General de la Nacion, donde habia documentos de toda la historia.
Me agarro un noseque cuando vi que las listas de pago originales de San Martin estaban agujereadas y metidas en un bibliorato asi nomas.
Pero el tocar eso, fue transportarme 150 años y fue maravilloso.
Besos
Hurri, hermoso post.
A mi me pasa a veces, que necesito tocar, para sentir la historia.
Mucha fue mi decepcion cuando conoci el Archivo General de la Nacion, donde habia documentos de toda la historia.
Me agarro un noseque cuando vi que las listas de pago originales de San Martin estaban agujereadas y metidas en un bibliorato asi nomas.
Pero el tocar eso, fue transportarme 150 años y fue maravilloso.
Besos
Me pasa exactamente lo mismo.
Sobre todo, en determinadas "ruinas" que tuve la suerte de conocer, como las de Cayastá en Santa Fe o las de S.Ignacio en Misiones.. es increible tocar esos restos ..
bueno, cuando quieras, llegate a Rosario y toqueteate un poco el Monumento a la Bandera, que hasta ahora, salvo alguna limpieza, está intacto.. no se por cuanto tiempo porque todo lo que ha sido declarado patrimonio histórico como los bares que te comenté, los están derrumbando para modernizarlos.
Un beso
El año pasado en Buenos Aires vi por primera vez el Van Gogh original que tienen en su museo de arte. Se me caían las lágrimas, y eso que no lo toqué...
Lucy: Si, en el análisis surgen temas que parecen insólitos pero que dan para mucho. Gracias por el comentario.
Raul: Yo estudié primaria y secundaria en San Telmo, y pude ver la degradación que tiene. En la secundaria tuvimos un día de duelo porque a un alumno del colegio lo mató un pedazo de balcón que se le cayó en la cabeza. Gracias por el elogio.
Pitoti: No sabía que también se subía a pie. Conocía sí que hay un ascensor. Le envidio profundamente, sépalo. Un abrazo.
Cyn: Roma... si alguna vez voy, creo que voy a ser el que abra y cierre los museos cada día. Besos.
Caro: Veo que compartimos la sensación táctil. Es difícil de explicar pero el "transporte" se siente. Me mata (pero no me extraña) lo que comentás sobre el Archivo. Así es como nos quedamos sin historia. Gracias por pasar. Besos.
Araña: Creo que los yankis le llaman "sensación de presencia", el vivir especialmente estar en un lugar. Andaremos por Rosario para visitar los cafés que menciona Fontanarrosa, antes de que los cierren a todos. Besos.
Ana: Ante las obras de arte también está ese sentimiento. Donde habrá estado, quien lo habrá visto, por cuantos lugares pasó. Y tantas cuestiones mas... Saludos.
Ya no soy original porque veo que les pasa a muchos: toque aca, pisé allá y estoy lo otro:
Una vez estube en un lugar donde expoían la Copa Davis, entrada gratis encima ahi rodeada por unas cuerdas y policías vigilando. Ahi gigante con su enorme base decorada con las placas correspondiente a todas las finales de la historia, arriba los ganadores y abajo los finalistas, me agache comopara atarme los cordones y la acaricie despacito. Ni el gran Willy pudo acariciarla...
salud y buenos alimentos
En mi opinión, el pueblo argentino tiene comportamientos adolescentes. Y el desestimar totalmente todo lo "que existió antes de mí" es propio de esa etapa de la vida. Si yo no estuve, nada existe ni tiene valor.
Se tira abajo y se vuelve a construir.
Muy lindo post.
Un beso
Coincido en que el post es muy bueno. Justo hace poco leí lo del Cabildo y no lo podía creer, da mucha bronca realmente. Con respecto a lo de Plaza Italia, te comento que justo se está reformando, esperemos que sepan conservar la reliquia que mencionabas.
Saludos.
Sandro: Cierto, ni el gran Willy. ¿Te acordás de aquella final de la Davis contra los yankis?
Laura: Gracias, en oportunidades el desprecio por lo anterior es hijo de la ignorancia.
Dolly: Gracias. Ayyy, espero que la reforma respete la plaza y sus monumentos... ya veo que el trozo de columna termina en un container.
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