Falta un poco mas de un mes para que cumpla siete años de trabajo en la industria del petróleo.
En el primer día, mientras subía hacia la planta observaba los AIB (Aparato Individual de Bombeo) tuve, entre otros, este pequeño diálogo con quien iba a ser mi jefe
- Mirá vos, yo imaginaba un pozo petrolero con la vieja imagen de una Torre Eiffel de la que sale y sale petróleo
- Vos te referís a una instalación que no se usa mas hace como cuarenta años, si hoy tiramos un litro de petróleo al pasto nos comemos un juicio
Pensar que vine para hacer arquitectura... de hecho fue mi primera tarea en estos ámbitos. Luego siguieron otras muchas.
Al ser un lugar de trabajo extendido en el campo, pronto comenzó a ser habitual el desplazarme cincuenta o sesenta kilómetros de mi oficina (que ya estaba a unos ochenta kilómetros de la ciudad) para tomar algunas medidas o ver un trabajo para hacer. Eso me permitió conocer otras plantas, baterías e instalaciones mas pequeñas, aprender cosas de las que ni idea tenía, conocer muchos compañeros de trabajo y formar parte de un grupo amplio de gente.
Me pasaron cosas de toda clase. Yendo en camioneta me perdí, caminando en el barro me enterré, me cubrí de nieve, estuve en días donde las ráfagas de viento hacían volar las piedritas del camino mas rápido de lo que iba nuestra camioneta, tomando medidas caminé sobre una enorme plancha de hielo que crujía y que si se rompía me hundía hasta media pantorrilla en agua helada.
También pude contemplar amaneceres increíbles, estar a la noche bajo un cielo al que no le entraban más estrellas, observar a las corderos recién nacidos a la vera de los caminos y encima dedicándoles un malvado, pero sincero en tres meses te veo sobre la parrilla.
Trato siempre de no enamorarme de mi trabajo, porque ya se que no es el último que voy a tener, pero no puedo evitar quererlo.
Y por eso, hoy, al bajarme de la Sprinter que me trajo aquí, pensaba mientras caminaba y el único sonido era el del viento, el graznido de los pájaros y el chuip chuip de mis botas de trabajo sobre el barro. Mientras observaba el sol que empezaba a asomar y a la temperatura le faltaban algunos grados para recien llegar al cero
¿Quien me iba a decir que yo iba a trabajar en un lugar como este?
¿Y quien me iba a decir que me iba a gustar tanto?