Evidentemente esta gente sabe bien qué hacer.
Conoce su negocio, y es necesario que sigan teniendo clientes. Sus prácticas, promesas, estilos, no tendrían ningún sentido con interesados que aplicaran el razonamiento.
Dibújenla como quieran, pero esto no es otra cosa que fomentar la imbecilidad. Y las actuales políticas precisan imbéciles.
Imbéciles que piensen que un político va a intentar algo por ellos y no por su propio beneficio.
Imbéciles que vean con displicencia los libros, sabiendo que no van a ser aplazados para que no se desmoralicen.
Imbéciles que empiecen así, suponiendo que primero es la nota y mas tarde vendrá el plan y la casa, todo de arriba y bancado por el Estado.
La maquinaria funciona impecable y los imbéciles siguen floreciendo. Los libros en casa son los que van a ayudar a generar otra posibilidad.
Aunque sea ir contra molinos de viento.